A continuación el texto completo
expuesto por la Presidenta del Consejo Nacional Electoral:
Queremos dirigirnos al país para
expresar nuestra posición frente a las impertinentes agresiones a las que hemos
sido sometidos los integrantes del Poder Electoral y especialmente las
rectoras, por parte de cierta dirigencia política del país. Las reiteradas
amenazas, acusaciones e insultos que, con tanta ligereza, se hacen por parte de
las vocerías políticas, conspiran de manera grotesca contra la necesidad de
comunicación y entendimiento sensato, entre factores políticos y el Poder
Electoral venezolano.
Resulta inaceptable que cualquier
ciudadano, en conocimiento y uso de sus derechos políticos, que además ejercen
cargos públicos por vía de una elección popular, en la que estas autoridades
administramos el proceso dese el inicio y hasta la proclamación de ellos
mismos, ahora, desconociendo sin ninguna vergüenza, sus deberes y
responsabilidades, pretendan convertir la política nacional, por vía de una
estrategia para la devastación de las distintas instituciones del Estado, en el
lodazal de un estrépito verbal que denota, cuando menos, un profundo desprecio
por el ser humano y más aún por las formas mínimas de la política. En algunos
casos, para mayor desconcierto del país, estas vulgaridades se dicen con la
prepotencia de aquel que se jacta de hacer uso florido del lenguaje y pretende
lucir una supuesta habilidad para la oratoria.
¿Es qué este país debe admitir
con normalidad, que cualquier político insulte sin reparo a quien le plazca e
imponga, por fuerza del sadismo político, la palangre y el anonimato digital de
las llamadas redes sociales, el desprecio a la dignidad y el respeto por las
personas?
Las autoridades del Consejo
Nacional Electoral somos, como todos los funcionarios públicos, sujetos
políticos que ejercemos cargos públicos, y eso conlleva, claro está, una
condición que nos obliga a vivir y actuar en la esfera pública con un rigor
distinto al de otros ciudadanos y ciudadanas. También, así lo asumimos, requiere
un coraje adicional y una alta responsabilidad democrática, para llevar la
carga de la crítica que se hace contra el que ejerce una función de Estado.
Pero eso no es lo que ocurre aquí. En las amenazas no hay recursos jurídicos,
en los insultos no se anexan escritos probatorios, en los vilipendios no se
conjuga ninguna demanda fundamentada en la ley. Solo son eso: Amenazas,
insultos y vilipendios, que al parecer de algunos, son la nueva forma de hacer
política y promover liderazgo en este país.
La razón de esta declaración no
es sólo hacer descargo público de nuestra indignación y rechazo, es también
denunciar la gravedad del hecho a partir del cual, no existe límite alguno en
ciertos personajes de la política, que ciegamente desprecian la urgencia que
tenemos todos y todas las venezolanas y venezolanos de vivir y relacionarnos en
paz, con diferencias, incluso diametrales, pero en paz.
Destruirlo todo y a todos no
construye la paz, no abona a ninguna convivencia, no permite el intercambio de
opiniones y menos de propuestas. La crítica, es parte de la política, la
agitación es un recurso de los políticos y eso, en américa latina, no es
ninguna novedad; pero la barbarie a la que se nos pretende someter por parte de
aquellos que incitan el odio público, al fanatismo insensato y a la demolición
del proyecto republicano, con la falsa ilusión de que llegada su hora nadie
recordará lo ocurrido y solo ellos serán herederos de la tierra, siembran torpe
e irresponsablemente el fin de la política y abonan a un caos que tragará
también sus esperanzas.
Llamamos a todas y todos los
venezolanos y las venezolanas, que creen verdaderamente en la paz y en el
dialogo democrático, para que juntos detengamos a tiempo esta violencia
pertinaz y machista. Debemos convivir juntos y juntas en este mismo país. Nada
justifica la inexistencia del contrario, ninguna ambición puede estar por
encima de nuestra humanidad.
Muchas gracias.
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